KREAN, tras ganar el concurso abierto promovido por el Consorcio Regional de Transportes de Madrid (CRTM), de la Consejería de Transportes, Movilidad e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, ha desarrollado, desde julio de 2021 hasta septiembre de 2022, el anteproyecto de construcción, los proyectos básico y de ejecución, ambos desarrollados con metodología BIM y la documentación asociada para la posterior licitación del contrato de concesión del servicio de explotación, donde ha desarrollado el estudio de viabilidad económico-financiero, el estudio de demanda, el modelo de explotación, los pliegos de condiciones técnicas y administrativas de la concesión y los anejos del proyecto de ejecución no incluidos en el proyecto.
Esta infraestructura de transporte, planificada por el Consorcio Regional de Transportes en el Plan de Intercambiadores 2004-2007, resuelve la conexión intermodal entre las líneas 6 y 11 de Metro de Madrid, las líneas interurbanas que acceden a Madrid por el corredor de la carretera A3 de Valencia y las líneas de la EMT con cabecera en Conde de Casal. El proyecto conlleva una importante afección a servicios urbanos, así como al tráfico en el acceso a Madrid por una de sus principales arterias, la carretera de Valencia. Este intercambiador, con una superficie construida de 7.547 m² y un presupuesto estimado de 27.718.654, 31 € en ejecución material, cuenta con 13 dársenas para dar servicio a 12 líneas interurbanas y 3 EMT, con una demanda estimada diaria de 63.500 viajeros y viajeras para 2036.
Los principales objetivos de la actuación son la mejora de la experiencia del viajero en la red de transporte público en relación a la reducción de tiempos de recorrido e intercambio, la seguridad y el confort en los espacios de trayecto y espera, la accesibilidad y la inclusión, la sostenibilidad del diseño y la integración con el espacio urbano enlazando los barrios de Estrella y Adelfas, alejando la brecha del paso inferior y generando un punto de encuentro.
Desde el punto de vista ambiental, se reduce el ruido emitido por los autobuses alejándolos de las viviendas y concentrándolos bajo la cubierta verde del edificio, se prioriza el autoconsumo utilizando la energía fotovoltaica y la geotermia, constituyendo el proyecto un ejemplo de arquitectura sostenible al haber obtenido en fase de diseño la certificación ambiental BREEAM en su categoría de excepcional.
El Intercambiador se desarrolla en tres niveles más la planta de cubierta, ajardinada y con placas fotovoltaicas. Cuenta con una planta de acceso a la isla de viajeros, desde la que se accede a las 11 dársenas de embarque y 2 dársenas de descenso, incluyendo zonas de información, aseos y de espera con cafetería, una planta sótano para la conexión con la estación de Metro, cuartos técnicos a ambos lados del paso inferior de la A3 y aparcamiento para 750 bicicletas y una planta segunda con oficinas y dependencias de instalaciones y servicios complementarios al viajero, como cafetería o espacio para oficinas de coworking.
Entre los principales retos del proyecto destaca la estructura, al apoyarse el intercambiador en parte sobre la nueva estación de línea 11 de Metro y en parte sobre el paso inferior, imposibilitaba los apoyos intermedios, por lo que se ha resuelto mediante arcos de madera laminada de 36 metros de luz apoyados en pilas de hormigón y cimentadas, a su vez, en muros de contención de pilotes de hormigón armado. Otro reto importante ha sido la eficiencia de las instalaciones para conseguir un edificio de consumo casi nulo utilizando la energía fotovoltaica, la geotermia, el intercambio de calor con Metro, la reutilización del agua de lluvia, un sistema de gestión centralizada, una envolvente eficazmente aislada y una correcta distribución espacial óptimamente orientada y tamizada.